A la UEFA Champions League hay que cambiarle de nombre y ponerle Real Madrid FC. Parece una propuesta un poco exagerada, pero nadie es más merecedor de este homenaje que el equipo blanco.
La reciente consagración del Real Madrid ha rendido nuevamente a todo el mundo del fútbol a tachar al conjunto español como el más grande de todos los tiempos. Y la verdad que no es para menos. Sus 14 Copas de Europa, 7 más que el siguiente equipo con más títulos continentales, lo deja sin ninguna duda en la cúspide de la grandeza futbolera.
Y es que 14 Champions League se dice rápido, pero lo que parecía ser una temporada de transición se convirtió en lo que el Real Madrid ya está muy acostumbrado, levantar el título más importante de Europa. Al preguntarse por qué el Real Madrid convirtió una temporada en la que esperaría el bombazo de Kylian Mbappé para sumarse en la 2022/2023 a lo que terminó siendo, la respuesta es muy sencilla: El Real Madrid no puede darse ese lujo.
PSG, Manchester City y tantos otros equipos multimillonarios están luchando hace mucho tiempo por quedarse con los mejores jugadores, los mejores entrenadores y los directivos más selectos del mundo para conquistar esta competición. Pero es que al terreno de juego no salen los billetes, salen 11 jugadores y una camiseta que todos ellos tienen en común, y la del Real Madrid es demasiado grande.
El Inter de Milán, el Sheriff Tiraspol y el Shakhtar ucraniano no fueron rivales suficientes para impedir que Real Madrid se quedase con total seguridad el liderato del grupo D. Lo importante era que, al ser líder con 15 puntos, podría definir como local sus partidos a partir de los octavos de final y esto resultaría un punto de inflexión para los madridistas. Porque si hay algo que le sienta muy bien a los blancos es terminar las cosas en casa.
Tanto PSG, como Chelsea y Manchester City, han pasado en fila por el Santiago Bernabéu y se han ido con la cabeza baja tras remontadas increíbles que han hecho de esta edición de la Champions League una muy especial.
El primero por la visita de Lionel Messi con el conjunto francés, el segundo por ser el hasta entonces actual campeón de Europa, y el último por ser uno de los mejores equipos del mundo. Pero, además, por la presencia de Pep Guardiola en el banquillo.
En todos los casos, el Madrid se creció hasta hacerse gigante, a veces por el juego y otras por la jerarquía de sus jugadores. Entre los que Karim Benzema destacó por encima del resto mostrando lo que ya todos sabían. Pero, esta vez, con un merecido rol protagonista que lo sitúa a la cabeza de la lista de candidatos para el Balón de Oro.
Si había un rival poderoso que podía disputarle al Real Madrid una final de Champions League, ese era el Liverpool de Klopp. Tanto por jerarquía individual como colectiva, por un entrenador fabuloso y por una historia que exponía a un séxtuple campeón de Europa. Liverpool era ese retador extraordinario contra el que Real Madrid solo podía hacerse aún más fuerte.
El primer tiempo resultó muy parejo, pero ante algunas ocasiones generadas por el conjunto inglés, el Madrid respondió con aquel gol de Benzema anulado por fuera de juego. Primera advertencia para los de Klopp.
El segundo tiempo comenzó de la misma manera y ante algunos intentos de Mané y Salah, el Real Madrid respondió con una jugada genial iniciada en los pies de Toni Kroos, continuada por Valverde y finalizada por Vinicius. Gol del Madrid y aunque faltaban 30 minutos de juego, todos ya sabían el final de la película. Y es que el fútbol es muy difícil, pero algo que saben absolutamente todos es que al Real Madrid estos partidos no se les escapan. Son ellos los que remontan, y el resto de los equipos del planeta deben limitarse a su humilde papel.
Que el Real Madrid haya sido campeón de Europa no es ninguna novedad, que en el camino haya dejado al PSG, Chelsea, Manchester City y Liverpool, tampoco. Porque en mayor o menor medida, la gloria en el fútbol siempre termina premiando a quienes más lo merecen y quiénes somos nosotros para desmerecer al equipo más grande del mundo.
