Cuando su pasión se convirtió en su trabajo.

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Cuando pensamos en el concepto de  entrenador o entrenadora tal vez nos venga a la mente la imagen de unos padres, protectores, guías, los que apoyan a sus jugadores como si de hijos se tratara, alguien que les hace crecer y ganar, el que se hunde con ellos y no les abandona por muy dura que sea la derrota. El que les levanta del suelo en su caída, porque se puede caer, pero siempre hay que levantarse. Esa es la figura que representan los entrenadores, alguien que transmite unos valores esenciales en el mundo del deporte, los valores que nos hacen humanos, humildes, los que engrandecen a cualquier persona.

 

En Acadef, entendemos la figura del entrenador como uno de los componentes humanos fundamentales en el deporte. El que ensalza la grandeza de las victorias y el que enseña el valor de las derrotas, quien trabaja por alcanzar la meta y quien entiende que para triunfar antes hay que perder y aprender. Que nunca nada será un regalo y que por muy negro que parezca todo, siempre sale el sol.

 

Creamos personas exigentes con metas claras, que consiguen sus logros a base de disciplina, esfuerzo y seriedad. Alguien dispuesto a desarrollar sus capacidades físicas y psíquicas al máximo. No se busca sólo a quien consigue éxitos, sino también a alguien capaz de ser un guía en el camino, un segundo padre, el que escucha los miedos de sus jugadores y se lleva los problemas a casa, siempre dispuesto a tender su mano para ayudar. Siempre humilde, siempre respetuoso.

 

Sabemos que ser entrenador de fútbol nunca ha sido fácil. Culpable en la derrota y a veces ni siquiera héroe en la victoria, el que primero baja a los infiernos y el que sube de último a los cielos. Quien gestiona tanto la euforia y la decepción en cuestión de segundos y no sólo la suya sino también la de los suyos. Creamos al artífice de los triunfos y al que menos se le reconocen.

 

La mayoría de las veces los protagonistas son otros, siendo el entrenador un arquitecto en la sombra, construyendo los triunfos desde el corazón de un vestuario, expuesto a las críticas y al fracaso, por ello sabemos de la importancia de la gestión de las emociones y sobre todo de la presión, elemento imprescindible para el éxito.

Somos conscientes del duro trabajo físico y mental que requiere ser entrenador y también sabemos que es el sueño de muchos y de aquí nace nuestra labor, convertir en un trabajo, la pasión de alguien.

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